Una de las cosas que no entienden los estadounidenses al llegar aquí es la importancia de fútbol al pueblo español. En EEUU, creemos que el béisbol o el fútbol americano son muy importantes, pero en comparación, no lo son. El fútbol aquí es una manera de la vida. Por ejemplo, cada día durante la cena, mi familia y yo miramos un partido (si lo televisan). Cada día. Y cada vez que juega Madrid, mi señora Lili escucha por la radio. El fútbol aquí tiene tanta importancia que la vida—y a mí me encanta.
Al llegar, tenía la intención de mirar un partido de fútbol en el Bernabéu. Por aficionados, ese estadio es uno de los lugares más conocidos en el deporte—como La Meca de fútbol. Yo esperé, queriendo que yo encontrara un billete bastante barato que yo pudiera justificar el coste. Buscando por internet, me di cuenta que, de todos los partidos del Real Madrid, los más baratos valieron 50 euros o más. Muy caros. ¡El partido entre Barça y Madrid cuesta 700 euros por mínimo! Pero, no digo que no tuviera suerte. ¡Por fin, yo encontré un billete del partido en que jugaría las selecciones de España y Colombia! ¡Por 13 euros! Por supuesto, decidí a asistir.
Cuando llegó el día, Thea (quien decidió a acompañarme) y yo tratamos de encontrarnos uno a otro fuera del estadio. Después de un peligroso viaje por Metro, en que había mucha gente entrando los coches (más que pudieron llevar), vestido en colores nacionales. Éramos como sardinas—muy incómodos.
Al encontrar el estadio, mucho ruido nos saludó. Por todas partes había silbatos, vuvuzuelas y gritos. Muchas luces, de los pabellones y las publicidades. Fue caos total.
La primera vista es inolvidable. Entras en una arena que es muy como una taza. Los lados están cubiertos de gente animando y cantando. En el fondo, hay un campo perfecto de hierba verde y bandas blancas. Futbolistas que yo he apoyado todo mi vida juegan: Torres, Piqué, Casilla, Iniesta. Me di cuenta que estuviera en España.
La muchedumbre fue magnífica. Gritaban en el momento adecuado, con una inteligencia que no se puede encontrar en EEUU. Es como si fuera el estadio solo una entidad, compuesto de mucha gente moviéndose y gritando al mismo tiempo. ¡Qué genial fue!
Los españoles fueron muy chistosos. Durante la descansa, bailarían y cantarían, ayudando por “La Camisa Negra” and “¡Qué Viva España!”. Por supuesto, casi toda la gente conocían estas canciones—toda la letra, cada palabra. Me divertí mucho solo mirándoles.
Al final, España marcó un gol y todo el estadio entró en erupción de gritos y silbatos y felicidad. Mucho ruido. Nunca lo olvidaré.
Cuando yo salí del estadio, me sentí muy satisfecho, como si hubiera visto algo espectacular. Algo cultural. Algo que unificó mucha gente. Algo muy español.
Por Chris Nash
Por Chris Nash
A mí me encantaba esta experiencia. Estoy aprendiendo el partido de fútbol, y me gusta mucho, pero la cosa lo más increíble es la gente. Claro, por España hay mucha gente que se identifican como algo diferente que español, es decir que cuando se pregunta a una persona que vive aquí en España, casi no dicen "soy español." Dicen algo diferente: vasco, madrileño, gallego, catalán, etc. Esta división cuesta mucho al país. No es tan unificada que puede ser- aún tiene dos banderas diferentes- pero a este partido de fútbol, cuando había un gol para España, todos eran tan etusiasticos, tan orgullosos de su país. Cantaban la canción con todo su poder, "¡Viiiiivaaaa Españaaaaaa!" Esto es algo tan bella, tan impresionante para mí que yo también quería ser de España y compartir en su orgullo.
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