lunes, 21 de febrero de 2011

Reseña de una experiencia cultural o artística especial vivida en Madrid:
                La última semana de enero, fuimos a Sevilla para una excursión de Duke en Madrid. Era preciosa, y por eso, estaba tan contenta que había extendido mi viaje hacia el fin de semana. El domingo, fuimos a Mónica y yo al museo de bellas artes. Andábamos por las calles estrechas de Sevilla, pasando debajo los naranjos.  Llegamos a la manzana del museo y afuera por la calles, en la plaza, y al lado del museo habían muchísima gente que vendían sus propias obras. Casi todos fueron en el suelo.
Caminé mientras miraba a los cuadros de estas personas, disfrutando en el sol. Era como otro museo afuera del museo y fue fenomenal. Tanto talento que veía en cada cuadro, y en obras de todos tipos, de todas épocas de estilo. Muchísimos de estos eran inspirados por algún sitio que ya había visto durante mi viaje de Sevilla- la catedral, el río, los puentes, o sólo de los barrios de casitas blancas en Triana- y los apreciaba.
                Pero no es que los valuaba sólo por la técnica o el uso de color o sencillamente por su belleza, sino que había visto estos sitios. Aprendía un poquito de la historia de la catedral (y su importancia en la vida sevillana); sabía cómo son el río y los puentes iluminados a la medianoche; había caminado en el barrio de Triana. Comprendí que en las obras pude ver aspectos de la historia y la cultura de Sevilla, y que magnífico era.  
La muchedumbre del mercadito, lo demás que me aparecía español, estaba mirando también. Unos pararon enfrente de la artista, charlando como amigos. Otros pasaron por el arte sin ninguna palabra y supondría que no fuera de indiferencia sino de reflexión. Sin embargo, no veía nadie que ignoraba a todo; no pude ver a nadie que tuviera prisa. Pensaba, “¡Que diferente que la mentalidad estadunidense que conozco!”, y me gustaba muchísimo. Todavía, no sé si sólo vía este comportamiento por casualidad, si es típico de las sevillanos, o si es típico de muchos españoles, pero me daba tanto gusto que intento buscar un mercado de arte aquí en Madrid. Espero que pueda pasar por los paseos del Parque del Retiro, el Parque Oeste o el Rastro y disfrutarme de la misma manera.
Thea

2 comentarios:

  1. Sí, también me encanta mucho Sevilla. Creo que es un contraste interesante al Madrid porque los dos son muy grandes pero al mismo tiempo no parece como el mismo tipio de ‘grande’. Como la actitud de la cuidad puede afectar la percepción en tamaño de una cuidad. Además, yo estoy de acuerdo de la idea de los ‘museos abiertos’. Siempre cerca del banco de España y otros sitios de Madrid, hay los artistas con sus obras en la calle o paseo. Y siempre tengo que investigar. Un día, es posible que compre uno. Era algunos muy interesantes en Plaza Mayor. ;)

    -Sikoya

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  2. Estoy de acuerdo que en los Estados Unidos la gente siempre esta de prisa y nunca ponen mucha atención a artistas que están trabajando en la calle. Mas gente tiene la mentalidad que es una persona perezosa que no puede conseguir un trabajo de verdad. A mi también me gusta mucho esa reconocimiento que la gente Europea tiene para el arte.
    No tuve tiempo de ir al museo de Bellas Artes pero si regreso a Sevilla si lo visitare.
    -Carmen

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